El autor

EL AUTOR

Hace un poco más de veinte años leí Entrevista con el Vampiro de Anne Rice y me sentí completamente seducido por su mundo. Fue la primera vez que sentí que un libro contaba una historia escondida dentro de su propia historia y eso me hizo conectarme con la idea de escribir. Pensar en desnudarme frente a una audiencia sin que me vieran desnudo era sin duda algo liberador. Sentía que tenía cosas que expresar, sentimientos por explorar y una necesidad creciente por crear.

Al poco tiempo empecé a trazar mis primeras letras que no eran más que un desahogo de varios temas guardados, más no olvidados; un memorial de agravios que trataba de mimetizarse en algún personaje creado exclusivamente para tratar de ocultar pobremente mi desnudez; sin embargo, tamizando mis escritos podía reconocer que en algunas partes había en ellos fragmentos que me gustaban, aquellos que habían sido creados sin pensar, solo sintiendo.

Poco a poco fue surgiendo en mí la idea de juntar esos fragmentos que podía intuir tenían algo que contar, pero el miedo irracional e increíblemente poderoso a adentrarme en un nuevo mundo en el que no tenía preparación alguna ni experiencia, hacía que cada intento no pasara de un par de páginas, y aunque podía reconocer en ellos los indicios de lo que hoy es mi presente, siempre encontré una excusa para detenerme y no continuar. Como la vida misma, tuve temporadas donde lograba avanzar un poco, seguidas por años en los que el sueño de sacar todo eso que sentía que llevaba por dentro y me moría por mostrarle al mundo, permanecía dormido, anestesiado. Lo intenté varias veces y fallé en cada una de ellas, hasta que el momento de la verdad llegó: era hora de saber si esa búsqueda frustrada por encontrar mi vocación perdida iba en serio o no.

Tomé una decisión, iba a intentarlo, a intentarlo de verdad. Me encerré en una habitación acompañado de mi temor, con la promesa de que solo uno de los dos iba a salir de allí. Armado con mi convicción de que era ahora o nunca, deseché todas mis excusas y empecé a escribir. Al poco tiempo descubrí que el secreto que una y otra vez dan todos los autores que conozco y admiro es completamente cierto: para escribir solo hay que escribir; eso sí, hay que hacerlo sin tregua, como si tu vida dependiera de ello, porque si pretendes ser escritor, así es. El resultado fue presenciar el nacimiento de mi primera novela, ese sublime momento cuando los personajes toman vida y me cuentan su historia.

Por mucho tiempo quise y no me atreví a escribir este libro. Este soy yo, atreviéndome.

Suscríbete al boletín "la pluma" para recibir actualizaciones sobre la novela, eventos y contenido exclusivo.

Boletín

Scroll hacia arriba